Second Life es mucho más que un videojuego; es una comunidad en la Red donde vivir, relacionarse, construirse una casa o incluso ganarse la vida. En la novela de 1993 'Snow Crash', de Neal Stephenson, la increíble aventura de Hiro, el protagonista, arranca en el 'metaverso', un mundo virtual generado por ordenador donde los usuarios conectados crean sus propios cuerpos tridimensionales, presentan sus obras de arte, conversan entre sí o hacen negocios. Hoy ya no es una novela. Cualquiera puede tener su segunda vida en Second Life.
Second Life desciende directamente de la nueva generación de videojuegos conectados. Hace años que los jugadores ya no luchan contra orcos o alienígenas controlados por su PC o consola, sino con o contra otros jugadores, conectados a través de Internet en cualquier parte del mundo. Tanto es así que las consolas de nueva generación, como Xbox 360 o PlayStation 3, han hecho de la conexión a Internet su baza más importante.
Second Life desciende directamente de la nueva generación de videojuegos conectados. Hace años que los jugadores ya no luchan contra orcos o alienígenas controlados por su PC o consola, sino con o contra otros jugadores, conectados a través de Internet en cualquier parte del mundo. Tanto es así que las consolas de nueva generación, como Xbox 360 o PlayStation 3, han hecho de la conexión a Internet su baza más importante.
En Second Life no hay misión, no hay orcos que degollar ni zombies que ametrallar. A cambio, hay dinero, negocios, juegos, cultura y sexo.
Según dice su creador, Philip Roseadle, Second Life, más que un videojuego, es un país. Roseadle es el antiguo director técnico de Real Networks. En 2003 fundó Linden Lab, la empresa propietaria de Second Life. Su objetivo: crear un 'metaverso', tal y como se describe en la novela 'Snow Crash'.
Cualquiera puede hacerse ciudadano de Second Life gratis. Basta con registrarse en su página web, descargar e instalar el programa. Con esto, y una buena tarjeta gráfica, se puede entrar en un mundo donde casi todo es posible, desde convertirse en un yeti peludo de tres metros de altura, hasta construir una réplica del Partenón y utilizarlo para dar una fiesta con música en vivo. Todo dentro de la pantalla, claro.
Hace unos meses, Second Life vivió uno de sus días más gloriosos, el concierto de U2. Os dejo con un resumen del concierto...
Second Life tiene una floreciente economía virtual, que mueve medio millón de dólares reales cada semana. La clave está en la propiedad privada. Los ciudadanos de Second Life pueden comprar y poseer terrenos, casas y objetos virtuales. Por supuesto, también pueden venderlas a otros jugadores; pueden comprar y vender todo tipo de objetos y servicios.
Los 'dólares Linden' (L$) son la moneda oficial en Second Life. El cambio está a 300 L$ por un dólar americano. Comprar un terreno de 512 m2 virtuales cuesta al cambio unos pocos dólares, además de una pequeña cuota mensual por su uso. Para los más pudientes, una isla entera sale por 375.000 L$, unos 1.250 dólares.
Entre los propietarios de islas se encuentra Anshe Chung, una profesora de lengua nacida en China que vive en Frankfurt. Chung creó un negocio inmobiliario partiendo de la nada. Compra parcelas de terreno a bajo precio, construye en ellas apartamentos, complejos de vacaciones o mansiones, y luego vende o alquila a precios más altos. Lo que ocurre es que su negocio está en Second Life, y tanto los terrenos como las casas son sólo píxeles en una pantalla. La fortuna de Chung se estima en 75 millones de 'dólares Linden', unos 250.000 dólares contantes y sonantes. Su empresa virtual tiene 17 empleados reales, repartidos entre EEUU y China.
Tanta actividad está atrayendo los ojos de la industria. Los anunciantes ven Second Life como un nuevo canal donde promocionar sus productos con enormes anuncios virtuales y eventos artísticos patrocinados.
Los 'dólares Linden' (L$) son la moneda oficial en Second Life. El cambio está a 300 L$ por un dólar americano. Comprar un terreno de 512 m2 virtuales cuesta al cambio unos pocos dólares, además de una pequeña cuota mensual por su uso. Para los más pudientes, una isla entera sale por 375.000 L$, unos 1.250 dólares.
Entre los propietarios de islas se encuentra Anshe Chung, una profesora de lengua nacida en China que vive en Frankfurt. Chung creó un negocio inmobiliario partiendo de la nada. Compra parcelas de terreno a bajo precio, construye en ellas apartamentos, complejos de vacaciones o mansiones, y luego vende o alquila a precios más altos. Lo que ocurre es que su negocio está en Second Life, y tanto los terrenos como las casas son sólo píxeles en una pantalla. La fortuna de Chung se estima en 75 millones de 'dólares Linden', unos 250.000 dólares contantes y sonantes. Su empresa virtual tiene 17 empleados reales, repartidos entre EEUU y China.
Tanta actividad está atrayendo los ojos de la industria. Los anunciantes ven Second Life como un nuevo canal donde promocionar sus productos con enormes anuncios virtuales y eventos artísticos patrocinados.
Por otro lado, algunas empresas están utilizando el juego como sala de reuniones, donde pueden hablar y al mismo tiempo presentar planos, maquetas, prototipos o vídeos, ahorrando mucho dinero en viajes de avión. En otros casos se emplea el entorno virtual para dar formación a los empleados o crear grupos de apoyo para personas con discapacidades.
El mundo virtual no se escapa al vandalismo y la extorsión. Algunos jugadores se dedican a 'afear' parcelas de terreno con sus construcciones para después venderlas a altos precios a los mismos usuarios a quienes están estropeando la vista. No olvidemos que detrás de cada avatar, hay una persona “real”, y como hay de todo en la viña del Señor, en Second Life te puedes encontrar con todo tipo de mafias organizadas, armados hasta los dientes, que aunque les será imposible matarte, si que te pueden fastidiar el día.
Una de las primeras cosas que haces al entrar en Second Life es volar. La gravedad es más benévola en los mundos virtuales, y basta con pulsar una tecla para desplazarse por los aires a cualquier parte, y por si eso fuera poco, existe la teletransportación, para que puedas llegar a cualquier lugar en este nuevo mundo.
Los recién llegados reciben un cuerpo estándar, masculino o femenino. Por medio de una opción del menú se accede al editor de aspecto, donde se pueden pasar horas ajustando cientos de detalles físicos, desde el color de la camiseta hasta la longitud de las orejas, pasando por la forma de la cabeza, las manos, o el pelo. Más adelante podrás crear o comprar “partes del cuerpo” más complejas que te harán tener una mejor presencia.
Cuando se acaban los retoques, es hora de salir de compras. Con la opción 'Buscar' es posible teletransportarse a alguna de las muchas tiendas de Second Life. Allí, por unos pocos 'dólares Linden' hay chaquetas, sombreros, gafas o, por qué no, alas de ángel o motocicletas Harley Davidson.
Una vez contentos con su aspecto, los ciudadanos del mundo Linden pueden buscar dónde vivir. Primero tendrás que comprar un trozo de tierra y luego edificar en ella, aunque si tu economía te lo permite, puedes comprarte una mansión ya fabricada. Dentro de Second Life se incorpora un completo programa de modelado 3D con el que crear cualquier clase de objeto. Se pueden aplicar texturas a los objetos, para que tengan aspecto de madera, piedra, metal o cristal, por ejemplo.
Además, hay un lenguaje de programación llamado LSL para que los objetos interactúen entre sí y con los otros jugadores. Así se define qué ocurre cuando alguien toca el objeto, choca con él, o se lo pone, si se trata de una prenda de ropa. Mediante otro programa llamado Avimator se pueden crear animaciones para que los personajes saluden, bailen, o den volteretas en el aire.
Nada de lo anterior es fácil. Hace falta tener conocimientos de diseño, tratamiento de imágenes y programación. Pero esto es lo que hace posible que algunas personas se ganen la vida en Second Life creando objetos o animaciones. Algunos de los residentes llegan a ganar 8.000 dólares reales al mes con sus actividades virtuales.
También puedes cambiar dinero real en 'dólares Linden', y así poder comprar no sólo un terreno y una casa, sino todos los muebles y un completo guardarropa. El problema no está en gastar dinero, sino en cómo ganarlo. Precisamente, una de las críticas Second Life es que sin habilidades informáticas, es difícil ganarse la vida, con lo que algunos usuarios pueden tener pocos alicientes para entrar.
En Second Life no falta el juego y la prostitución. Una prostituta virtual puede ganar hasta 10.000 L$ por semana a cambio de cibersexo, aunque necesita adquirir un cuerpo y un vestuario atractivos, además de animaciones para su avatar y un local donde ejercer.
PD : Texto extraído en un 99% de la red.
Mi nombre es LexGrey, y hoy empieza mi "Second Life".
5 comentarios:
Flipante! quiero ver a Lex Grey en movimiento!
Por cierto, no es un poco de masoquismo vivir otra vida, donde se tiene que ganar dinero para poder tener cosas?. Y aparte en inglés! osea que las cosas se nos han complicado aún más, ahora también el inglés es necesario para vivir una segunda vida!.
Por ahora me divertiré conociendo a Lex y viendo como se las desenvuelve sin ti!.
Por cierto te falta un link! Viaje a lo desconocido!!!!!
Me gustan los colores elegidos!
Que le vamos a hacer, vivimos en una sociedad consumista, y aunque en esta segunda vida se puede vivir perfectamente sin un $L, pq no necesito alimentarme y vivo en la calle, el dinero sirve para comprar cosas, y así poder mejor tu aspecto o tener tu propia casa.
De momento sólo pondré fotos, pero de vez en cuando iré poniendo algún video para que me veais en 3D.
En cuanto a lo del inglés, va bien para practicar, pero al final siempre acabo buscando terrenos donde habita gente hispana, y así puedo hablar con tranquilidad. Y los menús tb se pueden poner en español, así que más o menos me voy apañando.
Bienvenidos a mi segunda vida !!!
srroy ya t he comnet en el email bienvenido a lo q sea
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